Cuatro días de actividad


Gracias al feriado puente del 8 y 9 de diciembre, de pronto me encontré con un fin de semana de cuatro días (luego de uno de tres días por el feriado del lunes 28 de noviembre). Hay que decir que no podría haber venido en mejor momento. Mucho para estudiar y poco tiempo: diciembre se vino encima como un tren de carga.

En realidad había planeado gran parte de mi agenda en función de estos días libres, pero eso no quita que sienta una sensación de triunfo al haberlos podido usar como quería. Salí un poco, cumplí con varios compromisos, pero me dediqué principalmente al estudio.

Justamente el miércoles 7 dejé atrás mi segunda materia de esta seguidilla de finales (Práctica Profesional II), y ahora me encamino hacia una de las materias más gruesas: Filosofía de la Educación, el martes 13. Luego, el postre, Didáctica y Currículum II, el jueves 22. Teología y Doctrina Social de la Iglesia quedó para febrero, ya que no quiero quemarme la cabeza; después de todo no es una materia muy grande y se puede acomodar en enero.

Sí, fue estudio casi todo el día, excepto por pequeños cortes para leer algo, dar vueltas por Facebook (en el grupo del profesorado que armamos para darnos apoyo mutuo, claro) y ver alguna que otra serie. Sufriendo de a ratos el calor insoportable, incluso ahora, luego de una tormenta que ha traído agua y algo de frescura, pero no precisamente frío.

¿Qué más puedo decir? Dice Pepe Mujica en un texto que leo hoy, que en algún punto el estudio pasa de ser un esfuerzo a ser un placer. Y leo de Dewey que cada fin se convierte en medio al ser alcanzado. Y la verdad, si alguna vez tuve dudas sobre mis estudios, estas han desaparecido.

No puedo decir que no esté algo ansioso por ver que este mes se termine y poder ver nuevamente los frutos de tanto esfuerzo, y un acercamiento ya definitivo al resultado mayor. Pero estoy tranquilo y lo vivo día a día. A ver qué más les puedo contar, cuanto tenga más tiempo para hacerlo.

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