Convenciones: un mundo aparte (y II)


El otro nivel de análisis es el desdoblamiento del target. Target que es ambiguo, a pesar de que los medios nos bombardeen con ese invento de las "tribus urbanas". Pero sí, hay comiqueros, gente que sólo lee comics occidentales (en general), y otakus, gente que sólo lee manga y ve anime. A lo cual le sumamos la gente que está en el medio, porque lee un poco de todo.

Es curioso. Muchos otakus acusan a los comiqueros de que su fandom es consumista porque las empresas, principalmente Marvel y DC, sacan miles de comics que revuelven hasta el exceso la historia de los personajes en un ir y venir de muertes, resurecciones, etc. etc. Cosa cierta. Pero ellos terminaron también cayendo en el consumismo (¿o acaso los japoneses son comunistas?) al caer en otro esquema: te vendo mangas, pero también llaveros, pins, gashapones, posters, anotadores, muñequitos y cualquier otra pelotudez que se me ocurra.

¿A quiénes están apuntadas las convenciones actualmente? A los otakus. Personas de variada edad que parecen tener un buen poder adquisitivo como para adquirir todo eso, porque un manga (muchos de los cuales se editan nacionalmente) sale 20 pesos, poco más que una entrada al cine, mientras que un comiquero no puede conseguir comic yanqui o europeo editado acá, y tiene que pagar en euros o dólares un comic de 24 páginas. Y no sólo eso: a los otakus se les vende, en las convenciones, concursos de disfraces, karaoke, bandas que hacen covers. ¿Y a los comiqueros? Si viene algún autor nacional, es mucho, y los ponen en salas con un sonido horrendo, sin anunciar su llegada o haciendolo a través de parlantes por los que no se entiende nada.

No es que tenga nada contra los otakus. Pero es que este formato comercial, que impera en Buenos Aires desde hace años, pareciera ser el único conocido y soportado por el fandom. Venderle lo que sea al que tiene plata. Muchos comiqueros van, no porque les guste, sino porque no hay opciones de su talla. Recién hace poco han surgido estas opciones, principalmente Viñetas Sueltas. Querámoslo o no, las convenciones más bien para otakus se han vuelto comerciales, mientras que, tal vez por una reacción de equilibrio, las comiqueras, que no pueden competir con esto, intentan diferenciarse con su costado artístico: exposiciones, muestras, ventas de fanzines, charlas y talleres con autores nacionales de renombre, etc.



¿A qué apunto, entonces? Pues a tres cosas.

Primero, que el modelo de convenciones "todos juntos" está caduco, desde mi punto de vista. Es una falacia, porque se apunta principalmente a los otakus, dejando total o parcialmente insatisfechos a los comiqueros. Creo que estos dos públicos ya están lo suficientemente diferenciados como para que se haga una división más estricta, y que cada uno vaya a donde quiera ir. No por segregación, sino porque como digo, las convenciones no son parejas para ambos lados, y porque los dos modelos tienen necesidades contrapuestas, difíciles de conciliar en un mismo espacio.

Segundo, que los organizadores de los eventos del tipo comercial tienen que empezar a respetar a sus clientes. Lamentablemente la gente sigue yendo porque no tiene otra opción, por tradición y otras cosas, pero cobrar 20 pesos para meter como ganado gente en un galpón en donde solamente se venden cosas, no siempre con descuento... No me parece correcto. Lamentable y asombrosamente, por lo que averigüé en estos días, Buenos Aires no dispone de ningún centro cultural decente que pueda ser alquilado por poco o ningún dinero, ni existen lugares acordes que puedan ser gestionados por canales gubernamentales como es en Rosario. Acá tenemos tanto centros culturales municipales como centros de distrito e incluso se ha usado para un evento de anime el edificio donde ahora está la Sede de la Gobernación (que antes era la Jefatura de Policía, lugar de tortura y desaparición, menuda venganza poética). Sea como sea, de nuevo, ni otakus ni comiqueros somos ganado, merecemos algo mejor de lo que se nos da, y deberíamos reclamarlo.

Una apostilla a esto: ¿los organizadores sólo venden entradas? Vuelvo al tema de los servicios. En los años del 1 a 1, es cierto, los eventos que todavía eran "mitad comic mitad manga", lograron traer a autores estadounidenses como Alan Grant, por ejemplo. ¿Qué hacen ahora los eventos de anime? No es que sea algo menor traer actores y actrices de doblaje, pero ¿qué pasa cuando se terminen los más famosos? El Salón del Manga de Barcelona cuenta con ayuda de la embajada de Japón, y sé por varias fuentes que los nipones gastan mucho dinero en promover su cultura a nivel mundial (otro ejemplo a seguir). Viñetas Sueltas contó con el auspicio sin ir más lejos de la Embajada de Francia, en donde el comic es una industria muy desarrollada. ¿O es que como las entradas se venden solas, no es necesario molestarse para mejorar el evento y agrandarlo? No digo que sea fácil, pero nunca se ha hecho y me preguntó por qué.

Tercero, y final: hay que promover más la realización de convenciones comiqueras, para equilibrar la balanza y dar opciones. En este sentido me siento orgulloso de haber participado en Dibujantes y espero que el año que viene, Rosario sea centro de una convención igual o mejor. En este caso el desafío sería hacerla más conocida en Buenos Aires, promover que la gente rompa sus esquemas (porteños, dejen de inundar Mar del Plata todos los años, hay mar y ríos en otras partes del país!!!!) y empiecen a tener en cuenta estas opciones.

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