Se terminaron los Pells


Y sí. El miércoles 15 de julio terminó una de las mejores series argentinas de los últimos años. Por fin podré aprovechar esa hora extra para escribir!!!

Como ya anticipaba hace tiempo, la serie se destacaba no sólo por tener excelentes actores y actrices en todos los papeles, sino también por un guión cuidado, con una cantidad de episodios medidos de antemano (nada de aguar la trama alargándola). Y, cosa que descubrimos con el tiempo, por una sutil tendencia a saltar la cuarta pared y a crear una relación de amistad con la audiencia, haciendo que los tics de los personajes no fueran parte de ellos, sino de una forma de ver la ficción con mayor credibilidad.

Tengo entendido que la serie está siendo grabada en México, así que espero que el éxito se repita allí, sin pérdida de calidad (todavía nos duele haber visto la versión azteca de Los Simuladores, la cual muchos consideran inferior). También veo que se ha hecho una versión chilena, de la cual espero lo mismo.

Y es que cuando uno hace bien las cosas, estas se reproducen.




SPOILER ALERT


La persistencia del mal

No sé si el público del blog la ha visto, pero me gustó mucho el final nada acaramelado. En el episodio final, donde se muestran los hechos de los meses siguientes al desenlace, me pareció perfecto cómo los malos más malos quedan impunes.

Durante meses, ante la perfecta interpretación de villanos como Amanda o Franco, y los retorcidos juegos mentales y morales que les hacían a los protagonistas, por otra parte tan buenos, sentía realmente ganas de verlos sufrir (a los villanos, claro). Uno tenía que gozar viendo esas actuaciones, pero no podía porque lo que hacían era realmente indignante.

Por otra parte, mientras se acercaba el final, se iba haciendo evidente que no sería uno del tipo "cuento de hadas": sí, los buenos terminan libres el hechizo de la bruja, pero los malos son tan poderosos que logran romper sus cadenas y siguen acechando a la sociedad en sí. Porque no se trata de villanos personales, sino de enemigos sociales: los grandes jefes de las corporaciones de medios que tienen tanto poder político que difícilmente se molestarán al tener una o dos manchas más en su haber. En este sentido, la sutil denuncia sobre el poder político y social de estos seres sin escrúpulos me pareció muy interesante.

Así que el final no me decepcionó, sino todo lo contrario, hizo más creíble la historia. Y la frase que se me vino a la mente fue esa: "la persistencia del mal", sacada justamente de un comic de Batman que recuerdo con mucho cariño. A ver cómo lo adaptan en otras partes.

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