Capas, más capas


Mientras releía mi tercera novela, de fantasía oscura, con motivos de corrección, noté muchas cosas que se me habían pasado. Nada malo, pero sí cuestiones que se cubren a sí mismas cuando se acumulan las páginas y uno empieza a escribir con algunas cosas demasiado sueltas, sin rumbo.

Hasta hace tiempo se me hacía imposible pensar en más de una relectura. Había sólo una capa de reescritura, la que venía después del original. Era bastante definitiva, y me preocupaba, porque soy conciente de que no soy tan genial :D como para escribir bien una novela a la primera.

Por lo general, la novela se va armando como una serie de capas. Escribo pero antes releo la página anterior, o dos o tres páginas anteriores. Eso me ayuda a no olvidar detalles y "entrar en calor", manteniendo el ritmo, pero no siempre sirve. Sigo cometiendo errores, a veces de repetición. Lo voy corrigiendo, eso sí, con el tiempo.

Después viene una relectura general, cuando todo está terminado, y una reescritura en base a las anotaciones que hago en las hojas de papel. No puedo corregir directamente de la pantalla, odio leer de la pantalla. Además, tengo que leer como se supone que leerán mis lectores el día de mañana: con la hoja en mano.

Más allá, como dije antes, no había nada. Pero ese sentido se está despertando. Mientras terminaba de releer los últimos capítulos, y estando ya reescritos los primeros, descubrí cosas que quería resaltar más, además de pequeñas cuestiones que quería dejar más en claro o más en suspenso. No son cambios que vaya a anotar en el papel, sino detalles que iré agregando al filtrar visualmente el texto directamente de la pantalla, buscando el lugar adecuado donde volver a machacar las palabras.

De alguna manera me deja más tranquilo, porque, como me ha sucedido antes, al terminar la obra uno ve lo bueno, pero también ve lo que cree que está mal (además de lo que está mal); la ve completa y parece poca cosa, muy corta, o con poco detalle, etc. etc. Una primera reescritura auyenta un poco ese sentimiento, pero no siempre. Supongo que esta segunda reescritura me dejará mucho más contento (y tal vez conforme).

Eso sí, va a tener que esperar. En la última semana de mayo terminé la primera reescritura, pero ahora es junio y tengo que preparar mi cuarta novela para otro concurso. Lo mismo: imprimirla, leerla, anotar, tachar y corregir en el papel, y después a la pantalla. No sé si tendré tiempo de una segunda reescritura, o si hará falta, pero es un buen desafío.

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